viernes, 1 de enero de 2016

Las Edades del Comercio: Imperio ROMANO

ROMA: UN IMPERIO PARA EL COMERCIO

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Cronología:

Roma se fundó en el año 753 a.C. y sigue existiendo hoy, pero el periodo que nos interesa se sitúa en la Edad Antigua y se inicia en la época republicana de expansión territorial concluyendo con el fin del auge del imperio, si detallamos las fechas sería desde mediados del siglo I a.C. hasta el año 235 de nuestra era. Una época en la que el poder de Roma es incuestionable como superpotencia económica y militar y en la que las legiones romanas imponen su ley por la fuerza de sus armas.

Localización Geográfica:

El territorio ocupado por Roma durante esta época sufre apenas variaciones en sus fronteras y se extiende por toda la Europa Occidental desde su costa occidental hasta los ríos Rin y Danubio en el este, por la costa de el actual Sahara hasta Egipto en el este y por Asia ocupando Asia Menor y la costa occidental del Mediterráneo. Toda la costa del mar Mediterráneo era territorio romano administrado y gobernado por esta potencia.

Roma: el imperio:

Al principio de esta fase de su historia Roma acabará por conquistar o anexionarse los últimos territorios que más tarde serán lo que formará la superficie del imperio. Es tamos en el final de la república, con un Julio César que quiere ser rey y con un Octavio Augusto que iniciará una nueva etapa en la historia de la humanidad, el Imperio Romano. Pero sobre todo se trata de una época especial para el comercio porque es la primera vez en la historia que un único poder gobierna de una manera real y efectiva un territorio inmenso.

Roma y el comercio:

En muchos aspectos se dice que la cultura romana fue una copia de la griega y es indudable que ésta influyó en gran medida en las manifestaciones culturales, la arquitectura, etc. Y también es cierto que en lo relacionado con la valoración social, la consideración de la riqueza y los oficios ambas formas de pensar guardaban muchas similitudes, así, al igual que en la Grecia Clásica, en Roma la nobleza está formada por grandes terratenientes poseedores de extensos latifundios y los nuevos ricos se apresuran en cuanto pueden a adquirir tierras para entrar en esta alta sociedad.
Por su parte, los oficios manuales y artesanales así como el comercio son poco menos que actividades “malditas” para la nobleza, llegando al punto de que la práctica del comercio fue prohibida a los patricios (la nobleza) por medio de la Ley Flaminia. Es una relación de amor odio en el sentido de que, sin pretenderlo ni quererlo, Roma creó un suelo infinitamente fértil para la práctica del comercio en el que esta actividad creció como no lo había hecho antes en la historia. El comercio permitió amasar inmensas fortunas que izaron a gentes de clase humilde hasta lo más alto de la nobleza y, una vez llegados allí despreciaron lo que les había hecho ricos, pero como dice el dicho: “nobleza obliga” y más en el caso de Roma.

El Imperio:

Fenicia, Grecia o Cartago habían creado colonias ya sea para potenciar su comercio ya sea para dar salida a los excesos de población de las metrópolis, esta red de colonias había creado en cada caso un espacio de influencia en el que las regiones de origen tenían unos lazos más o menos fuertes con sus “hijas” y en el que había una relación de familiaridad fruto del origen de las diferentes poblaciones.
Imperio RomanoOtras civilizaciones anteriores también habían dominado vastos territorios y extendido su poder mediante la conquista o la anexión pacífica de nuevas posesiones para sus imperios. En ellos habían tratado de imponer su gobierno con mayor o menor éxito pero en el caso de Roma toda esta práctica adquiere un enfoque totalmente diferente a lo visto antes, Roma no se limitará a conquistar nuevas tierras, no sólo enviará ejércitos de ocupación, no se contentará con cobrar tributos por protección. No, Roma “romanizará” los nuevos territorios que se anexione de una manera paulatina y continua, creando algo nuevo, algo jamás visto hasta entonces.
El Imperio Romano, incluso en la época republicana, se creó de una manera totalmente sistemática, las futuras anexiones de territorios se planificaban de una forma extremadamente detallada, anticipando las rutas que seguirían las famosas calzadas romanas, las ubicaciones de las ciudades, de las fortalezas, los puentes que había que construir e incluso el reparto de las funciones a dar a la tierra, de la misma manera que actualmente se hacen las planificaciones urbanísticas.
A medida que las legiones romanas avanzaban dejaban detrás no ya un terreno conquistado, sino tierra romana, cada metro conquistado era romanizado e integrado en Roma, así todo el territorio bajo el poder de la ciudad del Tíber tenía un aspecto similar, unas infraestructuras parecidas y aunque los romanos respetaron siempre las costumbres y los idiomas locales el latín se fue extendiendo en el afán de las todas las clases locales de "romanizarse" y medrar en una sociedad opulenta y llena de oportunidades.

Un imperio para el comercio:

Con el poco aprecio de los romanos por la actividad comercial no es fácil pensar que crearan una red de calzadas sólo para llevar mercancías de un punto a otro con rapidez, y de hecho no lo hicieron, las calzadas romanas tenían como finalidad principal la de facilitar el desplazamiento de las tropas por el territorio nacional y para ello conectaban entre sí las principales ciudades y a éstas con la capital Roma. Estas mismas rutas eran a su vez muy interesantes comercialmente y de hecho pronto se convirtieron en rutas de negocio, caminos de comercio que permitían en rápido transporte de mercancías entre ciudades y el buen aprovisionamiento de los mercados, si bien estas vías no estaban pensadas para las ruedas sino para los pies y los cascos de los caballos por lo que eran útiles sobre todo para distancias cortas.
Rutas comerciales romanasPara distancias más largas era necesario usar el agua, ya sea el mar o los ríos o incluso los canales artificiales, de los que Roma hizo un uso intensivo.
La romanización trajo consigo un conjunto de ventajas para el comercio que no serían desaprovechadas, entre ellas:
  • Una red de comunicaciones terrestres (calzadas) de gran calidad y que permitía llegar a prácticamente todos los puntos del imperio.
  • Un completo dominio del Mediterráneo lo que abría todos los puertos del mundo conocido a los barcos y mercancías romanos.
  • Una moneda común para todo el territorio romano.
  • Una legislación que era igual en toda Roma.
  • Paz: por primera vez se produce una autentica paz dentro de las fronteras de Roma, la romanización acaba con los conflictos entre ciudades, pueblos o tribus ya que sólo existirá una autoridad, Roma.
  • Todo un imperio para comerciar.
En el lado negativo en lo que en lo que afecta al comercio se refiere, el hecho de que la sociedad romana basar su economía en gran parte en el uso de la mano de obra esclava hacía que no existiera una gran “clase media” por lo que el comercio no fue todo lo importante que pudo haber sido en caso de que las cosas hubieran sido diferentes.

El dinero, la banca y los nuevos ricos:

Desde hace muchos siglos antes del periodo que nos ocupa Roma viene utilizando la moneda como forma de pago, mientras esta ciudad es una potencia de “tercera” su divisa, el as de cobre, no tendrá valor convertible, es decir, fuera de Roma no vale absolutamente nada, mientras que un dracma griego o un schekel cartaginés se pueden cambiar en cualquier puerto del Mediterráneo. Pero a partir de la victoria romana en la Segunda Guerra Púnica cambia este panorama y la moneda romana entra dentro del, llamémoslo así, sistema monetario internacional.
Pasado el tiempo este sistema se irá viendo alterado a medida que se simplifica y las monedas en uso se reducen a una, a medida que Roma adquiere nuevos territorios éstos asumen su moneda como medio de pago por que ya no habrá un sistema monetario sino una moneda única válida para todo el mundo conocido, si bien, y siempre para facilitar el comercio, en algunas provincias se usaron las antiguas monedas locales como el dracma y el schekel con sus respectivas fracciones pero como fracciones a su vez de la unidad romana.
El uso de la moneda es acompañado inevitablemente por el comercio de la misma en la forma de la banca, así los banqueros públicos (mensarii) y privados (argentarii) se dedicaron con ahínco a esta actividad realizando las mismas labores que las de los bancos de hoy en día, empezando por el cambio de moneda y continuando con la administración de depósitos a cambio de un interés, el préstamo de dinero, el cobro de cheques,…
En esta Roma hay comerciantes que se enriquecen, traen a Roma productos de todas partes del territorio e incluso de terceros países como la India y amasan impresionantes fortunas. De nuevo estos ricos ganarán un poder innegable gracias al poder del dinero, son capaces de comprar cargos, puestos, títulos,… pero se apresuran a comprar tierras para entrar dentro del grupo de los terratenientes, la nobleza, que se encuentra lejos de las actividades mundanas como el comercio.
La nobleza vive de la explotación de sus haciendas, que se hace por medio de esclavos preferentemente. Estos latifundios producen unos excedentes que les permiten tener una vida regalada, pero, al igual que ocurría en Grecia, hay cada vez más productos en el mercado que no se pueden comprar a cambio de trigo, por poner un ejemplo, sino que se pide dinero a cambio de ellos. Estos terratenientes se enfrentan a otro problema añadido, a medida que nuevas tierras se anexionan a Roma llegan a ella productos agrarios a bajo coste lo que reduce la comerciabilidad de los producidos en la Península Itálica, es una consecuencia de la globalización que no es nueva, se daba ya hace 2000 años y los comentarios ante ella y las soluciones propuestas por los afectados eran ¡las mismas que hoy en día!, aranceles a la importación.
Todo ello hace que los comerciantes sean una clase cada vez más influyente y que tendrá cada vez un papel más importante en la política y en el gobierno de Roma.

El imperio de la Ley:

Uno de los aspectos más característicos de Roma es el derecho, si bien antes de los romanos habían existido otros pueblos que crearon sus respectivos conjuntos de leyes, baste recodar el código de Hammurabi o más cercano Grecia, cuyas leyes supusieron una fuerte inspiración del Derecho Romano.
Sin embargo con Roma tanto el derecho en sí como su práctica, entendida esta como la celebración de juicios y la existencia de profesionales del derecho como son los abogados, alcanza una importancia que no ha tenido hasta antes en la historia. Un ejemplo, los juicios eran públicos y eran en sí todo un espectáculo que atraían en ocasiones a más personas que otros eventos realizados específicamente para entretener al personal.
En lo que se refiere al comercio era causa de una gran actividad en los tribunales, lo que a su vez era origen de nuevas legislaciones vía la jurisprudencia generada. Se trataba de una de las áreas del derecho más vivas.
La existencia de la ley y la capacidad real de protección que la misma otorgaba a las personas que operaban en el comercio ayudó en gran medida a la actividad ya que era garantía de la una seguridad de la que tanta necesidad tiene.
Otro aspecto fundamental de la ley y su relación con el comercio es lo relacionado con los pesos y las medidas. Éstos estaban perfectamente regulados y controlados, y prueba del interés de que este control fuera total es que en el foro de todas las ciudades existían unos patrones (Mensa ponderaria) fuertemente custodiados que permitían controlar los pesos y las medidas que se estaban utilizando en el comercio.

El comercio urbano: ciudades comerciales:

Roma regaló a los territorios algo que nunca antes habían tenido, la paz. Desde siempre las diferentes ciudades, tribus, asentamientos, etc. se habían enfrentado de una forma más o menos continua, incluso estando bajo la dominación de un mismo poder no era extraño que se mantuvieran estos conflictos. Este clima de continuo desasosiego tenía como primera consecuencia que las ciudades se ubicaban en terrenos fáciles de defender, lo que en muchos casos significaba difíciles de acceder. Obviamente esta no es la mejor situación para el comercio que tenía que desarrollarse en un clima que no era el más propicio para él.
Sin embargo Roma trajo la paz y, por lo menos dentro de las fronteras del imperio, la única autoridad con el derecho a ejercer la violencia eran las legiones romanas. Este cambio de situación además se prolongó en el tiempo lo que llevó a la población a aprender a vivir en paz sin miedo a un conflicto con sus vecinos.
A consecuencia de esto las nuevas ciudades que se fundaron ya no debían buscar sitios fáciles de defender sino que podían elegir asentarse en lugares más aptos para permitir las comunicaciones, la agricultura y, por supuesto, el comercio. Así las nuevas ciudades se ubicarán en cruces de caminos, vados, vías de comunicación y en general en puntos de especial interés fundamentalmente económico. Por primera vez las ciudades no miran con recelo al terreno que les rodea sino que le invitan a entrar en ellas, son puntos de encuentro que llaman a todo aquel que quiera acercarse a las mismas.

Comercio y Urbanismo: el triunfo del comercio urbano:

Modelo de ciudadOtro factor se añadió en Roma a la ventaja de la ubicación de las nuevas ciudades y es que éstas se planean bajo un modelo racional que trata de favorecer el acceso a las mismas y al mismo tiempo el comercio. Es curioso como la vertiente práctica de los romanos se impone sobre sus prejuicios. A pesar de despreciar el comercio como una actividad innoble no dudan en organizar sus ciudades para dar las mayores facilidades para su desarrollo, es la cara y la cruz de una mentalidad que podríamos llamar hipócrita, pero que a fin de cuentas, favoreció en gran medida al comercio.
No es la primera vez que se utiliza el urbanismo, es en Grecia donde aparece esta solución a la necesidad de encontrar formas de permitir un desarrollo óptimo del comercio urbano, pero es en el territorio romano donde esta práctica se hará sistemática y general. Las nuevas ciudades se organizan mediante un plano ortogonal con dos avenidas principales que se cortan en perpendicular y que dan acceso directo a una plaza central donde se instalará el foro, el mercado principal. A diferencia del ágora griega el foro tiene una clara vocación comercial puesto que, a pesar de que en el foro está también el centro del poder local, no es necesario un lugar de reunión de ninguna asamblea, las únicas aglomeraciones las producirán los tenderos y sus clientes.

El Comercio Colosal... en el Coliseo:

Famosos son los espectáculos romanos, las carreras de cuadrigas en el circo, las luchas de gladiadores en el anfiteatro o las obras de teatro. Siempre que se organizaba un evento de este tipo acudían a él miles de personas y con ellas cientos de vendedores ambulantes que ofrecían sus mercancías a voz en grito. Nada con lo que no estemos acostumbrados. Donde surge una oportunidad ahí está el comercio.
Los puestos fijos o móviles (una persona caminando con su oferta en un carrito o en una bandeja) ofertaban de todo, desde souvenirs a comidas y bebidas, pasando por banderitas, cojines, sombrillas,… la única diferencia con lo que encontraríamos hoy en cualquier estadio sería la manufactura de lo que se vende, porque el resto, todo está inventado.
Una vez dentro del estadio, anfiteatro o teatro seguía habiendo comerciantes que llevaban en brazos sus productos a todos los puntos del graderío, pero aún hay más, en la actualidad nos parece normal ver publicidad en las camisetas de los deportistas, incluso hubo un cierto debate antes de que esta práctica se generalizase, pero lo cierto es que, como tantas cosas, eso ya estaba inventado.
En los combates de gladiadores los luchadores no llevaban publicidad en sus equipamientos pero era habitual que en los descansos de los combates anunciaran a vos en grito desde la arena las bonanzas de este o aquel producto. Hoy se usaría un spot en televisión protagonizado por algún deportista famoso anunciando lo mismo, pero ante la ausencia de medios de comunicación de masas los comerciantes romanos usaron lo que tenían, los héroes populares en el momento de máxima audiencia con ¡50.000 espectadores no es un momento para desaprovechar! En la película “Gladiator” de Ridley Scott no se incluyó una escena representando esta situación porque se pensó que los espectadores no se lo creerían, pero así era, los gladiadores eran auténticos héroes populares, estrellas del deporte y su imagen valía su peso en oro (¿nos suena?).
Sin embargo, otros autores de renombre sí se atrevieron a mostrar imágenes similares sabedores que su público aceptaría de buen grado esta licencia como una broma, aunque seguro que ellos tenían claro que estas viñetas eran lo más real de toda la aventura, se trata de los famosos René Goscinny y Albert Uderzo que presentan esta secuencia en su álbum: Obélix y Compañía (1976).

El fin del comercio Romano y el fin del Imperio Romano:

Durante mucho tiempo se tuvo la sensación de que el Imperio Romano existiría para siempre pero lo cierto es que con el tiempo se fueron produciendo una serie de procesos que hicieron que se debilitara demográfica, militar y, sobre todo, económicamente. Fue, de hecho, el factor económico el que produjo los consiguientes deterioros demográfico y militar.
Cuando se plantean las razones del fin del imperio se alega a la debilidad militar y a la presión exterior, también militar, por parte de los pueblos bárbaros. Pero uno de los elementos que más influyó en esta caída fue sin duda el económico, a partir de la época en que se centra este estudio (principios del siglo III) se empiezan a producir en Roma una serie de problemas políticos debidos a la debilidad de los sucesivos emperadores que tienen como consecuencia turbulencias, pérdida de confianza y de poder de las instituciones e incluso guerras civiles.
La debilidad del poder imperial hizo que los grandes terratenientes pudieran actuar sin control y a su antojo lo que generalmente llevó a regímenes despóticos que explotaban a los campesinos los que procuraban abandonar los campos por actividades más lucrativas y no siempre lícitas, como el bandolerismo, esto tuvo un primer efecto inmediato y negativo en el comercio terrestre que se vio de esta manera afectado y limitado.
A la par de este deterioro los gobiernos no disponían de metal precioso para acuñar moneda por lo que redujeron la calidad de las aleaciones, esto fue rápidamente percibido por el mercado y se produjo una espiral inflacionista ya que el gobierno contestaba a las subidas de precios con nuevas emisiones de cada vez peor calidad, o lo que es lo mismo, intentando apagar fuegos con gasolina.
El comercio internacional de Roma agravaba este problema puesto que el Imperio compraba bienes de lujo a cambio de productos agrícolas, lo que suponía una balanza de pagos negativa y la consecuente salida de divisas (metales preciosos) hacia los países exportadores.
Consecuencia de todo esto, el estado recaudaba el mismo número de monedas en impuestos pero con esas monedas no podía pagar a los funcionarios ni soldados porque cada vez valían menos y con su paga no podían comprar nada, así pues el estado optó por pagarles en alimentos, medida que de nuevo afectó negativamente al comercio al reducir los intercambios.
Posteriormente a este momento se desarrollaron algunas actuaciones positivas como la fundamental de mejorar la calidad de las acuñaciones, sin embargo la inflación siguió siendo importante por lo que Diocleciano promulgó un edicto intervencionista, aniquilador del comercio y que tendría el efecto contrario al esperado: el Edicto de Precios. En esta norma se fijaron precios y salarios lo que provocó un desabastecimiento de los mercados, un enriquecimiento de los especuladores, más inflación y la aparición de un importante mercado negro.
No obstante Constantino logró al final una cierta estabilidad en los precios a base de hacer las cosas bien, es decir, ofrecer confianza al mercado mediante la acuñación de monedas con una aleación de calidad. Sin embargo las clases más bajas utilizaron cada vez más el trueque en sus intercambios.
Pero pasada esta etapa empezó de nuevo una situación de caos comercial y económico, las necesidades de recursos por parte del estado eran cada vez mayores a pesar de que la economía generaba cada vez menos, se produjeron situaciones en las que se pasó de la recaudación a la extorsión e incluso a la tortura para lograr ingresos a la par de una política fiscal desastrosa que desincentivaba el comercio y, por tanto, la generación de riqueza.
La renovada inflación hacía que depender de un sueldo fuera ruinoso porque no permitía ganarse la vida, por ello muchas personas se trasladaron al campo y volvieron a una vida agrícola. Ante este fenómeno de despoblación de las ciudades que produjo una bajada de la actividad comercial y de la recaudación fiscal se promulgaron normas como la obligación de los hijos de heredar el trabajo de los padres y la prohibición de los residentes en las ciudades a abandonarlas sin permiso, la consecuencia: hambre, aumento de los pobres en las calles, inseguridad ciudadana, menos comercio, menos recaudación fiscal y el anticipo del sistema de servidumbre de la Edad Media.
Las medidas fueron creciendo en su grado de intervencionismo y fue haciendo que la actividad del comercio decayera de una manera inexorable durante los siglos III, IV y V hasta sumirla en una crisis que se mantendría durante un gran espacio de tiempo en la Edad Media.
La crisis política derivó, por tanto, en una crisis comercial y económica lo que a la larga supuso el fin del imperio porque ni había dinero para pagar a los soldados que defendieran las fronteras ni, sin comercio, había realmente un imperio que defender.
Roma, que conquistó el mundo por medio de sus legiones consolidó ese imperio gracias al comercio pero al asfixiarlo, al matar a su gallina de los huevos de oro, provocó su propia caída.

El legado de Roma:

El legado de Roma ha sido la base de la civilización occidental, su idioma, su acervo cultural, sus instituciones, sus estructuras sociales y políticas, su literatura, su arte, su religión,… todo ha tenido una influencia clara y decisiva en la configuración del mundo actual tal y como lo conocemos.
En el caso del comercio Roma hizo como en muchas otras áreas del conocimiento, utilizó lo que estaba ya inventado y lo adaptó a sus necesidades, pero en la experiencia se crearon nuevos conocimientos. Este es el legado que debemos al comercio de Roma:
  • El triunfo del Urbanismo: El urbanismo existía antes de Roma pero con ella alcanzó un desarrollo a escala continental. En el desarrollo de la República y el Imperio se crearon multitud de ciudades siguiendo un sistema racional, determinado por la actividad comercial que la nueva población iba a necesitar para su sostenimiento y desarrollo y extendiendo de esta manera la idea de que la planificación urbana era necesaria y buena.
  • La creación del primer Imperio Comercial: Había habido imperios antes que el romano, incluso más extensos en territorio. Pero Roma ofreció algo que no había existido antes, la paz dentro de sus fronteras. Sus habitantes podían viajar sin temor por todo el territorio romano, tanto por tierra como por mar o por canales fluviales, sin temor a ser atacados por una potencia extranjera. Esa sensación de seguridad no se había dado nunca, era algo nuevo que permitió que se establecieran importantes rutas comerciales que consolidaron y enriquecieron a Roma.
  • La nueva filosofía en la creación de ciudades: Las nuevas ciudades no sólo estaban planificadas urbanísticamente sino que además estaban ubicadas no en un punto fácil de defender, sino en aquellos lugares donde mejor pudieran explotar los recursos de su entorno y donde mejores comunicaciones hubiera. Obviamente estas eran también las mejores condiciones para el desarrollo del comercio, lo que contribuyó de forma muy positiva a que estas nuevas urbes crecieran rápidamente y fueran en poco tiempo ganando importancia comercial y demográfica.
  • La demostración de las ventajas de un comercio mundial: Ya se sabía desde antes de que a las orillas del Tiber se edificara la primera cabaña de barro que el comercio a gran escala era beneficioso para la sociedad, creaba riqueza y era, en general, un buen incentivo para la gran economía y para las pequeñas economías locales. Pero la propia dimensión mundial del Imperio Romano hizo que esos beneficios se mostraran de una manera evidente, todas las partes del imperio gozaban de una prosperidad gracias al comercio como no se había visto antes en la Historia.
  • La paz como impulsora del comercio: La paz que existió dentro del "limes" Romano permitió que floreciera el comercio gracias a facilitar el trasporte pero, sobre todo, a que las ciudades pudieran ubicarse en las mejores zonas para el desarrollo de esta actividad y no necesariamente en lugares fáciles de defender que, normalmente, no suelen ser las mejores localizaciones para comerciar.
  • Una lección sobre los peligros del intervencionismo: Las políticas intervencionistas puestas en marcha en la fase final del imperio supusieron la destrucción casi total del tejido comercial y empresarial existente en la Europa occidental y fueron los cimientos sobre los que se basó el sistema feudal que fue casi letal para todo tipo de actividad comercial. Esta lección sobre cómo no actuar no debería ser olvidada.
  • La protección del comercio por la ley: El ejercicio del derecho y de la abogacía son un exponente típico de Roma, con esta civilización aparecieron los profesionales del derecho que ejercieron en todas sus ramas siendo la derivada del comercio una de las más dinámicas. La protección legal de la actividad fue un importante impulso para la misma y supuso un antes y un después.
  • La consolidación del uso de personajes públicos para la publicidad comercial: Al igual que ocurrió con los griegos, los comerciantes romanos hicieron uso intensivo de personajes públicos, principalmente gladiadores, para que publicitaran sus productos, llegando incluso a hacerlo en los descansos entre combates.

FUENTES CONSULTADAS:

ENCICLOPEDIA UNIVERSAL MARÍN (Ed. MARÍN, S.A.)
ISBN 84-7102-019-X

AUTOR:
Borja Escalona
Técnico de Comercio
Oficina Técnica de Comercio de Gernika-Lumo: Elaboración propia


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